En esta edición se han presentado un total de 375 escritos, ocho de
ellos son de autores internacionales
El galardón está dotado con un premio económico de 6.000 euros

La escritora canaria María del Pino Santana ha recibido el XXXII Premio Poesía Manuel Alcántara en un acto que ha celebrado en el Salón de los Espejos. En la entrega del galardón han estado presentes el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, acompañado por la concejala delegada de Cultura y Patrimonio Histórico, Mariana Pineda; el presidente de la Fundación Manuel Alcántara, Antonio Pedraza; el Director de Relaciones con los Stakeholders de la Fundación Unicaja, Miguel Gil, el presidente del jurado Álvaro García; y María Santana, quien ha leído su poema ‘Convalecer’ con el que ha conseguido este galardón.
El jurado de esta edición, que ha recibido un total de 375 escritos, estuvo presidido por Álvaro García, y compuesto por José Infante, Mariano Vergara, Rosa Romojaro y María José Jiménez Tomé. Los miembros del jurado han justificado su elección, por unanimidad, basándose en que “es un poema autorreflexivo con potencia de atmósfera, de vigor aforístico y de canción que alude a la propia humanidad.” La autora recibirá el premio, dotado con 6.000 euros. Este premio cuenta con el patrocinio de la Fundación Unicaja y la colaboración de la Fundación Manuel Alcántara.
Sobre la autora
María Santana (Las Palmas de Gran Canaria, 1975) es poeta, doctora en Filología Inglesa y docente en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. En 2020 obtuvo el XXXVI ‘Premio Gerardo Diego de Poesía’ con su obra ‘Fin de fiesta’ (Diputación de Soria, 2021) y en 2023 el segundo premio del ‘Concurso Internacional de Poesía Trilce’. Como narradora, ganó en el año 2005 el primer ‘Premio de Cuento Caja Canarias’ con el relato ‘La historia del saltimbanqui desorbitado’.
El Premio Manuel Alcántara de Poesía
El Ayuntamiento de Málaga, con el patrocinio de la Fundación Unicaja y la colaboración de la Fundación Manuel Alcántara organiza este certamen. El galardón está dotado con 6.000 euros. Además, el premio es uno de los más prestigiosos del país, tanto por la cuantía con la que está dotado al tratarse de un solo poema, como por el reconocimiento de los poetas ganadores en ediciones anteriores entre los que se pueden destacar a Cayetano Luca de Tena y Lazo, Antonio Hernández, Rosa Romojaro, Luis Alberto de Cuenca, Manuel Vilas o Rocío Rojas-Marcos.
También han sido premiados los autores María Sanz (1993), Cayetano Luca de Tena y Lazo (1994), Antonio Hernández (1995), Félix Grande Lara (1996), José A. Ramírez Lozano (1997), Antonio Cabrera Serrano (1998), Rosa Romojaro Montero (1999), Juan Carlos Jurado Zambrana (2000), Vicente Gallego (2001), Joaquín Ríos (2002), Arturo Tendero, (2003), Antonio Martínez Sarrión (2004), Tomás Hernández Molina (2005), Emilio Quintanilla Buey (2006), Pedro González Moreno (2007), Santos Domínguez (2008), Luis Alberto de Cuenca (2009), Joaquín Márquez (2010), Juan Carlos Abril (2011), Juan Vicente Piqueras (2012), Gabriel Insausti (2013), María José Carrasco (2014), Jesús Aguado (2015), Adolfo Cueto (2016), Manuel Vilas (2017), Diego Medina (2018), Beatriz Ros (2019), Rocío Rojas-Marcos (2020), Víctor Rodríguez Núñez (2021), Miguel Martínez (2022) y Juan Antonio Bernier (2023).
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Poema ganador
Convalecer
Conocerás un periodo amargo – una suerte de
Infierno – y tras ese paso por la floresta
tenebrosa resurgirás, dueño de tu arte.
Jean Genet
Piensas que hay un mundo fuera que no puedes tocar.
Te arrogas el derecho de estar enfermo, inservible, devastado.
Arrastras los pies para ir al baño
y el agua está demasiado fría.
Regresas para el sueño de las once a la cama articulada
y vuelves a sentir el liso metal.
Hay una docilidad mecánica en tus gestos,
un silencio de niño aprensivo en tus actos.
Quieres el peso de la colcha y que los brazos te asomen
por el borde superior de la sábana.
No quieres molestar, dices,
en esta tregua que te ha dado el sol,
en este inicio de final de miseria que te ha devuelto a mí,
tan llena de vida que resulto insultante.
No quieres molestar, dices,
mientras voy a buscar un vaso de agua.
Regreso. Estás dormido y pienso en El durmiente del valle
porque tu cabeza, sublime, descansa entre almohadas
y la quietud de tu pecho es sombría como la de un muerto.
Pero, después de todo, estás solo un poco marchito.
Estás, después de todo, aturdido
como un pez devuelto al mar desde una bolsa de plástico.
Te asusta la inmensidad porque has dejado de ser temerario,
porque es ancho el océano,
y ancho también el dolor que acecha tras la ventana.